La galga favorita del príncipe Alberto, "EOS", pintada por Sir Edwin Landseer. Acompañó al príncipe desde sus catorce años y viajó con él a Inglaterra. Cuando Eos murió, con diez años de edad, fue enterrada en el cementerio familiar de palacio. Landseer se encargó de realizar un monumento a Eos para su tumba.

Eso, es amar a tu perro.

"SIEMPRE QUE VEO A UN CAZADOR SEGUIDO DE SU PERRO, LA ESCOPETA AL BRAZO, NO ME OLVIDO NUNCA DE DESEARLE BUENA CAZA. DICEN QUE ESA FRASE ES DE MAL AGÜERO". Julio Verne

martes, 15 de marzo de 2011

Aral, un destino incierto (Sevilla)



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Todos vemos animales en la calle. Son perros y gatos desnutridos, aterrorizados, desorientados. Animales abandonados.


Muchas veces giramos la cara, qué hacer sino? Los refugios se desbordan, nuestras cuentas no remontan, las acogidas se acaban. . .

Pero cuando te toca directamente, cuando te miran y te suplican ayuda. . . no es tan fácil. Casi te crees en la obligación de hacer algo, y un sentimiento de culpa te persigue si apartas la mirada de esos ojos inocentes que buscas con desesperación una mano amiga.

Esa sensación que nos ha invadido a todos en más de una ocasión, se hizo dueña de una de nuestras colaboradoras. Aral había sido llevada a un veterinario con la idea de que se quedara allí. Por supuesto, no pudo ser así, y a la mañana siguiente, Aral apareció atada a la puerta de la clínica. Su dueño había decidido que ya no merecía vivir. . .

Nuestra compañera no pudo hacer como si nada pasara, no de nuevo!

A veces te autoconvences pensando que alguien hará algo, que tendrá suerte, y con el corazón encogido ves cómo se alejan.

Pero en este caso, ya no era posible no mirar. Ni olvidar su carita. Cómo cargar con su incierto futuro sobre la conciencia? Si no se la llevaba, qué destino le esperaba? La perrera, quizás, donde a sus 11 meses y 4 kilos, moriría con este frío. . .

Ella hizo lo que todos habríamos hecho. Pero por desgracia, cuando son acogidos se vuelven invisibles, y nos olvidamos de ellos. Igualmente, olvidamos que las acogidas no pueden tenerlos de forma eterna.

Aral necesita ayuda, alguien que abra las puertas de su casa, y de su corazón, y que no se las cierre jamás.

contacto@granfamilia.org

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