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"Como muchos sabeis, soy lacero en la Protectora de Málaga. Esto quiere decir que me encargo de las recogidas cuando un ciudadano o la policía encuentra un perro o gato abandonado. Ayer noche recibimos una llamada de la policía, habían dejado un perro atado en el puente que queda pegado al puerto de Málaga, en el Paseo Marítimo Antonio Machado. ¿Cuánto tiempo permanecería allí antes de que alguien se dignara a llamar a la policía? Nunca lo sabremos. He recogido muchos animales en los dos años que llevo trabajando allí, algunos en pésimas condiciones; y este perro precisamente no presentaba signos de maltrato pero hay algo que me impactó y que no se me va de la cabeza. Su mirada. Mientras lo llevaba a la furgoneta, y una vez dentro de ella no dejaba de mirar hacia el sitio donde lo había recogido. Su mirada reflejaba fe ciega, espera. Esa que sólo pueden tener los perros. Esperaba que de un momento a otro iba a aparecer su dueño para decirle al extraño que se lo llevaba que todo había sido un error. Pero eso no pasó. Me gustaría tener fe, como la de los perros, de que todo haya sido un malentendido. Que sencillamente se perdió y alguien lo dejó ahí atado para que no lo atropellara un coche. Y que de un momento a otro su dueño aparezca por la puerta de la protectora buscando a su perro, y diciéndonos que todo ha sido un malentendido. Y que entonces una chispa de luz transforme esa triste mirada de búsqueda."
Ismael Menjíbar
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