Copio:
A Cora la tiraron a un pozo de más de 15 metros de profundidad, solo por ser galga y no servir ya a los propósitos de su galguero. No sabemos cuantas horas o días después, una persona que paseaba por allí escuchó sus ladridos y llantos.
Como toda buena persona llamó a los bomberos (Bomberos de Alcalá de Guadaira) y los guió hasta el pozo. Cuando llegaron vieron a un galgo subida con las patas delanteras a un bidón de plástico (el que se puede ver en las fotos). Los bomberos tiraron una cuerda a modo de guía para conocer la profundidad del pozo y cuando la empiezan a subir notan que pesa… empezaron a tirar y tirar y vieron que la perra venía sujeta a la cuerda mordiendo fuertemente la misma... no la soltaba ni cuando ya estaba en suelo firme... subió agarrando sin soltar hasta el bidón que le había servido de apoyo allá abajo.
No tuvieron que bajar a por ella, sus ganas de vivir le habían hecho aferrarse a esa cuerda que la liberaba. Tenía las uñas de las patas delanteras rotas y ensangrentadas en su intento de subir por ese pozo imposible. Se quedó exhausta encima de la cuerda y según nos contaros los bomberos no paraba de lamer en agradecimiento.
Se la llevaron a la estación de bomberos. ¿Y entonces? Pues la administración dio aviso al servicio municipal de recogida de animales y esta pobre superviviente acabó en la perrera. Irónico, los bomberos ponen todo su esfuerzo y profesionalidad en rescatarla de la muerte y acaba minutos después en otro corredor de la muerte, esta vez institucional.
Yo, voluntaria de ARCA-Sevilla, tengo conocimiento de esta historia por casualidad por uno de sus rescatadores unos días después y no puedo quedarme impasible. No es justo que esta galguita acabe sus días así, no es justo para ningún perro, pero ella había sobrevivido al pozo, los bomberos se habían desvivido por sacarla y no puede ser que acabe sus días en la perrera. TIENE que salvarse por segunda vez y tiene que ser adoptada para vivir feliz el resto de su vida. Se lo merece, se lo debemos!
ARCA-Sevilla la ha sacado de la perrera, a pesar de todo agradece las caricias, no nos guarda rencor, y pronto se pondrá en adopción para buscarle la mejor de las familias.
PD: Las Gracias más sinceras al cuerpo de Bomberos de Alcalá de Guadaira por su excelente trabajo que no escatimaron esfuerzos por ir en ayuda de esta galga.
Cuando veo cómo Jazz, el galgo que adoptó una amiga, viene corriendo a por mí contento después de haberlo tratado un tiempo cuando se asusta del resto del mundo, se me ponen los pelos de punta. Por lo que habrá pasado...
ResponderEliminarJosu, yo creo, y lo digo siempre, que los galgos ya llevan el miedo en los genes después de tantísimas generaciones siendo maltratados. Mi Lolita, que me adora, aún se aterroriza de mí y aúlla, cuando la agarro con mis brazos para moverla en la cama. Y sabe que nunca la pegaré y que también la adoro y lleno de besos. No importa, el miedo lo tienen ya muy dentro. A Roma, la galga de una amiga, apenas puedo acariciarla y la conozco desde hace años. Eso es muy doloroso. Entiendo que te emocione que Jazz se acerque corriendo a ti.
EliminarGracias.
Obviamente, ha sido una criatura afortunada después de todo. Lo peor es todos los que han estado, están y estarán en esa misma situación y nunca los salvará nadie.
ResponderEliminarGracias.
Besos.