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Lo más triste de la historia de Noel no es la forma en que ha sido rescatado esta mañana por la policia de un pueblo de Jaén, mientras unos energúmenos lo tenían atado a un árbol y le daban una paliza. Lo más triste, junto a su mirada de abatimiento, es que esto se volverá a repetir, porque se repite constantemente. No con Noel, que él ya está a salvo con María, pero con muchos otros seres anónimos, y muy pocos correrán la suerte de este galgo. Y volverá a pasar porque la normativa vigente no protege de forma efectiva a los animales del maltrato al que tantas veces son sometidos condenando a penas irrisorias solamente aquellos casos más flagrantes. Hay que promover una adecuación de la normativa que debe proteger a los animales. Sólo así acabaremos con la normalidad de las miradas tristes como la de Noel.
Esto es España, marca España, e imagen de la incultura y garrulismo de este país, y sobre todo de algunas zonas de Andalucía.
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