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La pasada semana apareció un perro galgo colgado de un árbol en el paraje de Rozaleme.
JOSÉ FERRER REQUENA El Grupo de Actividades Medioambientales-Ecologistas en Acción de Requena (GAM) ha denunciado la aparición de perros de caza ahorcados en las proximidades del casco urbano de la población. Desde la asociación lamentan estas prácticas que calificaron de «crueles» y que aseguran «se repiten con frecuencia». Asimismo, el colectivo ha lanzado una llamada para que todas las personas que encuentren animales en la misma situación se atrevan a denunciarlo.
El GAM ha emitido una nota, a raíz de la aparición de un perro galgo que fue encontrado colgado de la rama de un árbol junto a un estanque en el paraje de Rozaleme en Requena la semana pasada, en la que afirman que este animal «no es el único perro que ha sufrido muerte por ahorcamiento en la zona». En este sentido explicaron que se trata «de una práctica antigua entre determinados cazadores que al acabar la estación de caza, o bien cuando el animal ya no les sirve, deciden deshacerse de él colgándolo vivo en una rama de árbol hasta su muerte por asfixia». En el comunicado, la asociación ecologista asegura que el ahorcamiento de perros se realiza «con cierta frecuencia» y «lamenta» estas prácticas calificándolas de «crueles» y no sólo las restringe al término municipal de Requena, sino «a toda la comarca». Asimismo instan a las personas que se encuentren estos perros colgados a que lo denuncien ya que el maltrato a los animales «está recogido y penalizado en el nuevo código penal».
Práctica salvaje
No es la primera vez que aparecen en la zona perros ahorcados o muertos utilizando métodos violentos o infringiéndoles sufrimiento. Las muertes violentas de perros más habituales suelen ser por disparos, golpes, envenenamientos y ahorcamiento.
La mayoría de estos episodios de maltrato animal suelen pasar desapercibidos porque los cadáveres de los canes acaban bajo tierra y son excepción los casos, que como el galgo encontrado en Requena, salen a la luz pública.
No obstante la práctica más frecuente es el abandono de los animales. Cada vez es más habitual encontrar canes abandonados, sobre todo en los alrededores de las poblaciones.
El pasado verano un perro sin dueño se paseaba todas las noches, durante los meses de julio, agosto y septiembre, por las terrazas del centro de Requena en busca de comida. El animal acabó desapareciendo sin que fuera retirado por el servicio de perrera.
Casi con total impunidad
Hace unos años aparecieron casi una docena de cadáveres de perros fallecidos por causas violentas en un túnel de la línea C-3 cerca de Buñol.
A pesar de la investigaciones del Seprona de la Guardia Civil, nunca aparecieron los responsables de la muerte y del abandono de los restos.
Las únicas condenas por maltrato animal que se han producido en la comarca se restringen a casos de animales que se encuentran en casas o corrales, que sufren abandono o que sus dueños no les dan buen trato. Nunca para situaciones como las denunciadas por el GAM.
El maltrato animal no se restringe sólo a los perros. Aunque con menos frecuencia, también aparecen por el campo otros animales víctimas de conductas violentas que luego son colgados en los laterales de los caminos.
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