"En algún lugar, bajo la lluvia, siempre habrá un perro abandonado que me impedirá ser feliz". Jean Anouilh
La galga favorita del príncipe Alberto, "EOS", pintada por Sir Edwin Landseer. Acompañó al príncipe desde sus catorce años y viajó con él a Inglaterra. Cuando Eos murió, con diez años de edad, fue enterrada en el cementerio familiar de palacio. Landseer se encargó de realizar un monumento a Eos para su tumba.
Eso, es amar a tu perro.
Eso, es amar a tu perro.
"SIEMPRE QUE VEO A UN CAZADOR SEGUIDO DE SU PERRO, LA ESCOPETA AL BRAZO, NO ME OLVIDO NUNCA DE DESEARLE BUENA CAZA. DICEN QUE ESA FRASE ES DE MAL AGÜERO". Julio Verne
lunes, 9 de diciembre de 2013
Niké. Luchy. Luchy. Niké. En cualquier caso el triunfo.
Copio de Arquepe:
Esta belleza ha triunfado, prueba de ello es la inevitable sonrisa que ha aparecido en tus labios al contemplarla en los dominios naturales de un galgo de casa, que es lo mismo que decir un sofá. Enhorabuena a sus adoptantes junto con la gratitud por hacer culminar todo lo que esta vidita merece.
Al principio la conocimos por Luchy, sus papis definitivos le han escogido el magnífico nombre de Niké.
Luchy es el diminutivo de Lucía, que significa "La que nació a la luz".
Niké, cuya traducción equivaldría a Victoria, es el nombre griego que alude a la diosa del triunfo y el éxito, célebre por correr y volar a gran velocidad.
Ambos nombres parecen ser de una predestinación dichosa y, ambos, sientan como un guante a una galguita tan hermosa como pura y delicada.
Deseo que esos augurios sean totales y que la felicidad, el bienestar y el cariño presidan su prometedora existencia.
Sin embargo, esa predestinación aparente en modo alguno nos habría deparado la deliciosa fotografía de la jovencita en su hogar de no haber sido por otros seres tan alados y nobles como la Niké de Samotracia. Esos que son ángeles porque no paran en mientes cuando de ayudar al destino se trata.
GRACIAS.
Vuestra generosa labor está cumplida. Sois, en verdad, una obra de arte en carne y hueso. Y vuestros corazones tiernos infinitamente más valiosos que los mármoles asombrosos de todo el Louvre.
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