Resulta muy obvio que a la persona que ha escrito este artículo, no le hacen ninguna gracia los perros. Rezuma poca empatía hacia ellos, de principio a fin.
Y es insultante decir so de que los perros viven como reyes en Cádiz. Los perros no viven como reyes en ningún lugar de España. Basta comparar como viven en otros países de Europa, mucho más civilizados que este, donde se abandona y maltrata más que en otros lugares.
Copio: http://www.diariodecadiz.es/cadiz/detail.php?id=1593534#opi
A pesar de las escasas zonas verdes se dejan dos parques para el uso de los canes Una de las áreas acotada se ubica a pie de un Monumento Nacional
J. A. HIDALGO CÁDIZ
Los perros viven como reyes en Cádiz. Hay censados, según datos de la Junta de Andalucía, 18.542 en la ciudad y en cuestión de unas semanas van a contar con espacios especialmente acotados en ellos en dos de las escasas zonas verdes de la ciudad: en el foso del Pelícano y en el parque arqueológico de Varela. Asumiendo que la ciudad debe atender la necesidad de todos su vecinos, no parecen éstos los espacios adecuados, especialmente cuando hay tan pocos espacios libres en el término urbano.
Lo cierto es que actualmente tanto los jardines del Pelícano como los de Varela están ocupados durante todo el día, y más cuando atardece, por estos perros, que corren a sus anchas tanto en los paseos de albero como entre el césped.
Cádiz debe ser la única capital española cuyo ayuntamiento ha destinado varios cientos de miles de euros en construir un parque público para, una vez abierto, dejarlo en manos de los canes de la ciudad. Es lo que ha pasado con el jardín arqueológico de Varela, cuyo nombre, entre usuarios y vecinos, se ha transformado en "el parque de los perros".
Iba a ser un recinto de esparcimiento ciudadano con un importante componente histórico y cultural, pues en el mismo se pueden ver restos de la arqueología funeraria descubierta en la ciudad, tanto con piezas originales como copias exactas de las mismas. Sin embargo, desde un primer momento el parque se ha convertido en el gran espacio de esparcimiento de decenas de perros de la ciudad. En apenas unos minutos este diario ha llegado a contar medio centenar de canes, la gran mayoría corriendo sueltos y sin bozal, como obligan las normas municipales de tenencia de animales, especialmente en los casos de razas peligrosas.
Esta circunstancia ha provocado que este jardín, uno de los pocos parques de la ciudad, apenas sea utilizado por niños y jóvenes. "No nos atrevemos a llevar a los niños porque aquí los perros siempre están sueltos y el peligro es evidente", reconoce un padre, que opta por llevar a sus pequeñas a la otra zona de Varela, donde la falta de arbolado y la abundancia de cemento es evidente.
En la misma situación se encuentra el jardín del Pelícano. Lo cierto es que este espacio urbano aún no se ha integrado en la vida ciudadana a pesar de las mejoras que en el mismo se han introducido en los últimos meses por parte del Ayuntamiento. Aunque se ha instalado más alumbrado falta mobiliario urbano, faltan bancos para el descanso de los viandantes, papeleras e incluso un local de hostelería y un área de juegos infantiles.
La ausencia de estos servicios ha llevado a los propietarios de perros a utilizar la zona ajardinada más cercana a Bahía Blanca para que los animales corran y hagan sus necesidades. Al igual que en Varela, a última hora de la tarde de cada jornada son numerosos los perros que coinciden en esta zona.
Aunque son muchos los propietarios que sí recogen las defecaciones de sus canes, lo cierto es que el césped acaba muy dañado. Así pasó hace dos años cuando, en verano, el Ayuntamiento utilizó el Pelícano para la representación de obras de teatro. Las horas previas a cada sesión los servicios municipales debían limpiar en profundidad todo el recinto.
Por si fuera poco, el parque canino que ahora promueve el Ayuntamiento, que por el momento no plantea otros en zonas que podrían considerarse más apropiadas pues no son utilizadas por el resto de los ciudadanos, como el polígono exterior de la Zona Franca, se ubica a pie de la muralla de la ciudad, declarado como Monumento Nacional.
Vecinos de barrios, como Loreto, Astilleros y San José se han quejado en las últimas semanas por la abundancia de excrementos caninos en la vía pública.
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Una amiga, Susana, ha querido decir esto, al respecto:
"Estimado Sr. Hidalgo, creo que el que vive como un rey es Ud., que no se entera de nada. Indignante me parece su artículo, que señala que hay 2 parques en Cádiz para esparcimiento de perros. No hay ninguno, señor mío, porque la promesa de crear un parque canino no se ha cumplido. Sólo hay uno donde se permite que entren, y lo que hacen los dueños de los mismos es cuestión de buena o de mala educación, no es el perro el ser dañino que Ud. está describiendo en su artículo. Yo he visto cómo un jardinero, que Ud. menciona la labor que tienen, se ha dedicado a robar varias plataneras existentes en el Parque Cinco Continentes, y que tiene alguna aún en el almacén. No ha sido un perro el que las ha robado. Yo veo como cada mañana, durante el curso, el parque Cinco Continentes aparece lleno de papeles de envoltorios de bocatas, de botellas de whisky y cerveza, lo mismo debajo de los asientos que por el cesped, supuestamente de alumnos que están recibiendo una buena educación en el IES San Severiano. Y también veo los vómitos dejados tras las borracheras nocturnas. No son los perros los que abandonan las botellas en la vía pública y jardines. Del abandono de los jardines doy fe cuando se ve la selva en que algunos trozos de los mismos se han dejado convertir, que parece que la podadora entra allí de año en año, la falta de riego en verano y el exceso de riego en invierno. De que unos sólo tienen órden de recoger lo que hay en el asfalto, y otros sólo tienen órden de recoger los papeles que haya por el cesped, si el que recoge sólo lo del cesped ve un montón de basura dejada por humanos sobre el cemento del camino, no debe tocarlo y aquello permanecerá allí un día, dos, tres, a veces hasta una semana, porque no toca, y así te puedes ver los restos de papeles de los clientes de los bares del parque, durante días y días, sin que nadie los recoja. Y, si es cierto que muchos dueños de perros dejan los excrementos en la calle o en el cesped, también hay muchos otros que sí los recogemos, y que encima tenemos que soportar los insultos de quien ha visto un excremento dejado por otro y nos culpa al resto.
No son los perros los que dejan chicles, cristales, y basura en los parques, somos los humanos. No son los perros los que dejan salir litros y litros de agua cuando una rata ha mordido las tuberías del riego de los parques, si no la dejadez de que nadie se preocupa por llamar a la Policía.
Qué pena, Sr. Hidalgo, que Ud. no haya sentido nunca el cariño que puede dar un perro, ya que en su artículo pienso que se desprende un cierto desprecio por los animales, porque le aseguro que ese cariño es mucho menos interesado que el que le pueda dar un ser humano. Y existen muchos espacios que podrían ser utilizados como auténticos parques para perros: el terreno de arbolado que hay en el Instituto Hidrográfico, que está totalmente abandonado, algunos terrenos arbolados que existen en la zona interior de Astilleros, etc. El parque canino de Cádiz, promesa electoral incumplida."
Gracias, Susana.
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