La paradoja es que ellos, los galgueros, van a seguir recibiendo subvenciones públicas mientras nosotros no sabemos cómo hacer para pagar las facturas veterinarias.
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Y de nuevo el dolor vuelve a ser protagonista de nuestra web. De nuestra vida. Y no sabemos muy bien qué ni cómo escribir acerca de Luz. Porque es volver a repetir lo que ya hemos dicho tantas veces. Se nos acaban los sinónimos, los adjetivos, la capacidad de sorpresa y la esperanza.
Lo que no se termina es la rabia, incluso el odio. ¡Cómo evitarlo! ¡Cómo no desearle un dolor agónico, afilado e infinito a cada uno de los galgueros! Paletos de gorra calada hasta unos ojos que no saben ver otra cosa que no sea sangre y muerte. Lerdos a bordo de 4×4 dispuestos a transformar la naturaleza en un campo de exterminio. Galguero, qué terrible palabra, qué espanto, cuánto dolor.
Y dicen: ¡Mentís! ¡Inventáis! ¡Sacáis siempre la misma foto, del mismo galgo! Ven, ven aquí y dínoslo ahora. Aquí, en la clínica veterinaria en la que Luz está ingresada y repítenos que mentimos mientras la galga grita de dolor y se agita en un temblor infernal durante las curas.
Y nosotros mientras vigilando lo que decimos y cómo lo decimos, o al menos lo bastante para no ser incorrectos del todo y para no ofender en exceso; mientras Luz se debate entre el dolor y el miedo, y nosotros nos tragamos las lágrimas de un sorbo.
La paradoja es que ellos, los galgueros, van a seguir recibiendo subvenciones públicas mientras nosotros no sabemos cómo hacer para pagar las facturas veterinarias. Las de Luz; las del galgo Fauno al que hubo que operarle de urgencia una pata destrozada; las del galgo Sandro, que con una torsión del bazo como consecuencia del entrenamiento feroz al que fue obligado, tiene que ser operado de nuevo; y las de tantos otros galgos torturados, abandonados, explotados por los buenos galgueros.
Dinos algo, cualquier cosa que nos ayude a continuar y a encontrar una luz entre tanta tiniebla. Hace unos días fuimos muchos los que lloramos la pérdida de Willy, la ausencia de un amigo y compañero. Y esas lágrimas nos unieron a todos en un abrazo solidario pese a la distancia, el idioma o el tiempo. Nos reconocimos en el dolor. Nos reconocimos en el Amor. Pero de nuevo el odio, la tortura y la sangre de aquellos que jamás podrán entender qué significa Willy.
Hoy de nuevo te necesitamos, tu abrazo otra vez; tu apoyo y tu cariño; tus palabras y tu fuerza; y tu ayuda para poder continuar y hacer de Luz y de tantos otros, esos hermosos cisnes de cuatro patas que vuelan buscando libertad.
Si puedes ayudarnos a pagar las facturas de Luz, Sandro y Fauno, haznos un donativo (concepto: solidaridad Luz) en la cuenta de El Refugio-Escuela:
La Caixa: 2100 2622 54 0210044530
SOFIA El Refugio-Escuela
www.elrefugioescuela.com
Gracias por tu ayuda, tu compromiso, tus lágrimas. Y tu paciencia.
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