Copio:
Este es “CHOCOLATE”…un perrito que vagaba por un pueblo de Lleida, buscando a gente amable que le diera de comer y no le echara a patadas de los portales.
Pero hay más perros abandonados en los pueblos de Lleida...y a nadie llama la atención un perro como Chocolate, que es pequeño, que es simpático, que da besitos a los gatos…que no ladra ni muerde ni es peligro para nadie.
Bajo las leyes que un PARLAMENT ha votado en su día, debería de estar TODA Catalunya…pero a los pueblos olvidados de Lleida, ese largo brazo no llega.
Los cazadores campan a sus anchas…los muchísimos cazadores, furtivos y de los otros…y las denuncias…las denuncias no sé a donde van.
Los perros se dejan atados hasta que mueren…vigilando las 4 gallinas…en invierno y en verano…a la luz del día para vecinos y autoridades cortas de vista.
Los animales domésticos alfombran carreteras y arcenes y esterilizar a las mascotas una total excentricidad.
En ese contexto, encontramos un día a Chocolate, entre un amasijo de moscas, pus y sangre seca, tirado al sol, sin fuerza y sin voluntad.
Simplemente lo dejaban morir los vecinos que le daban de comer, porque nadie “podía” gastar en un veterinario para un perro de la calle.
Chocolate había sido presa de perros enseñados a hacer daño por dinero, le utilizaron de “sparring”. Hay gente del pueblo que sabe cosas y que no las dirán a nadie, por no querer “problemas”. Hay gentes sospechosas en el pueblo que llevan perros de esos que dan miedo, sin bozal, sin papeles y las denuncias…las denuncias no sé a dónde van.
Estos son los infiernos grandes de los pueblos chicos.
Nuestro voluntario pasó por allí ese día, y un alma caritativa le dijo donde estaba el pobre sobreviviente.
No había por donde cogerlo…detalles para ahorrar.
Nuestra veterinaria le salvó la vida y le bordó unas preciosas cicatrices para recordarnos la impunidad de la maldad y ese brazo largo de la ley que no llega hasta estas tierras.
El salvar a CHOCOLATE ha sido un palo fuerte para nuestra precaria economía…Chocolate no tenía padrinos en la calle y vino a nosotros sin ellos.
No es cosa del Ayuntamiento si aunque tenga una perrera comarcal (perdón: un centro de acogida), no tiene quien recoja a ese perro de la calle y lo lleve directamente a sacrificar, cuatro días más tarde, cuando venga el veterinario…
No es cosa del Ayuntamiento si una protectora con la que no tiene ningún convenio se empecina en salvarle la vida, en lugar de dejarlo en el sitio que pagan los ciudadanos para recoger las cosas feas de las calles o los animales moribundos.
Así, que no es cosa de nadie.
Por eso, Chocolate necesita de los que amamos a los animales, a los inocentes, necesita una casa, una familia, algún padrino si no se puede otra cosa y muchas personas que pongan un poquito de lo que tuvimos que invertir en salvar su vida.
La crisis nos ha quitado padrinos, nos ha puesto muy difícil avanzar en lo que es nuestro proyecto y nos ha minado la ilusión por lograr la meta inicial, pero hay que seguir.
Es injusto pedir ayuda a los que siempre están ayudando, a los mismos de siempre…pero si cada uno de nuestros amigos pudiera difundir por sus redes sociales este pedido…seguro que los casi 500 euros que nos ha requerido la atención veterinaria de Chocolate, se podrían recuperar y aliviar esta economía de guerra que llevamos desde que comenzamos a andar.
Tenéis nuestra web para saber como ayudar:
www.protegerlosinocentes.es
Y nuestro teléfono por si necesitáis detalles de lo que sea.
651-912697
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